reflexión

Recibido: 10 de febrero de 2024 • Enviado para modificaciones: 12 de marzo de 2024 • Aceptado: 18 de mayo de 2024

Bassi Bengochea, A. I. (2024). El sueño de llegar a ser futbolista. Reflexiones disciplinares para una Terapia Ocupacional híbrida. Revista Ocupación Humana, 24(2), 136-146. https://doi.org/10.25214/25907816.1735

El sueño de llegar

a ser futbolista.

Reflexiones disciplinares para una Terapia Ocupacional híbrida

O sonho de tornar-se um jogador de futebol. Reflexões disciplinares para uma Terapia Ocupacional híbrida

The dream of becoming a footballer. Disciplinary reflections for a hybrid Occupational Therapy

Andrés Iván Bassi Bengochea 1

Bassi Bengochea, A. I.

1. Licenciado en Terapia Ocupacional. Docente, Universidad Nacional de Mar del Plata. Buenos Aires, Argentina. ivanbassi@mdp.edu.ar

https://orcid.org/0000-0003-3498-4805

Resumen

El giro gradual que la Terapia Ocupacional ha tenido, desde posiciones teórico-metodológicas radicadas en las ciencias naturales hacia otras situadas en las ciencias sociales, ha propiciado diversos debates en la disciplina. Uno de los aspectos que se pone en cuestión, se refiere a las formas de comprender al otro, lo que a su vez deriva en métodos específicos de relación para generar conocimiento. Esto ha llevado a reconfigurar un marco epistémico, entendido como un conjunto interconectado de principios que subyacen a la investigación científica y a la propia práctica profesional. Tomando como inspiración una investigación etnográfica que tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata, Argentina, con cuatro clubes infantiles de fútbol, este texto presenta una reflexión acerca de las potencialidades de lo que aquí se denomina Terapia Ocupacional híbrida, como síntesis productiva entre su especificidad disciplinar y profesional y los aportes teóricos y metodológicos de la Antropología Social. Este ejercicio se torna en un llamado al encuentro de saberes que trascienda las fronteras académicas y disciplinares, produzca o alimente nuevos campos de actuación profesional o fortalezca los existentes.

Palabras clave: Terapia Ocupacional, etnografía, deporte, infancia

Abstract

The gradual shift in Occupational Therapy from theoretical-methodological positions rooted in the natural sciences to those situated in the social sciences has sparked various debates within the field. One of the aspects that is questioned refers to the ways of understanding others, which in turn leads to specific methods of relationship to generate knowledge. This has resulted in the reconfiguration of an epistemic framework, understood as an interconnected set of principles underlying scientific research and professional practice itself. Inspired by an ethnographic study conducted in the city of Mar del Plata, Argentina, with four junior football teams, this text presents a reflection on the potentialities of what is here referred to as hybrid Occupational Therapy, a productive synthesis between its disciplinary and professional specificity and the theoretical and methodological contributions of Social Anthropology. This exercise becomes a call for the convergence of knowledge that transcends academic and disciplinary boundaries, produces or nurtures new fields of professional action, or strengthens existing ones.


Keywords: Occupational Therapy, ethnography, sport, childhood

Resumo

A virada gradual na Terapia Ocupacional, das posições teórico-metodológicas radicadas nas ciências naturais para outras situadas nas ciências sociais, tem promovido diversos debates na disciplina. Um dos aspectos que é questionado refere-se às formas de compreender o outro, o que por sua vez resulta em métodos específicos de relação para produzir conhecimento. Isso levou a uma reconfiguração de um quadro epistêmico, entendido como um conjunto interconectado de princípios que fundamentam a pesquisa científica e a própria prática profissional. Inspirado por uma pesquisa etnográfica realizada na cidade de Mar del Plata, Argentina, com quatro clubes de futebol infantil, este texto apresenta uma reflexão sobre as potencialidades do que aqui se denomina Terapia Ocupacional híbrida, como síntese produtiva entre sua especificidade disciplinar e profissional, além das contribuições teóricas e metodológicas da Antropologia Social. Este exercício torna-se um chamado para a convergência de saberes que transcenda as fronteiras acadêmicas e disciplinares, produza ou alimente novos campos de atuação profissional ou fortaleça os já existentes.

Palavras-chave: Terapia Ocupacional, etnografia, esporte, infância

Introducción

La Terapia Ocupacional, al igual que diversas profesiones del ámbito de la salud, afronta continuamente desafíos e interpelaciones acerca de sus alcances, límites y posibilidades de expansión como práctica profesional y como disciplina académica (Gil y Bassi Bengochea, 2021). El “indudable giro gradual” (Guajardo, 2012, p. 18) que la Terapia Ocupacional ha tenido, desde posiciones teórico-metodológicas radicadas en las ciencias naturales hacia otras situadas en las ciencias sociales, ha propiciado diversos debates en la disciplina, sea en términos epistemológicos, metodológicos, éticos o políticos. Uno de los aspectos que se pone en cuestión, entre muchos, se refiere a las formas de comprender al otro, lo que a su vez deriva en métodos específicos de relación para generar conocimiento (Nabergoi et al., 2019).

Ese giro gradual, en términos más amplios, ha llevado a reconfigurar un marco epistémico, entendido como un conjunto interconectado de principios que subyacen a la investigación científica y a la propia práctica profesional, que propone condiciones en que se formulan los problemas y se elaboran los conceptos teóricos y los procedimientos que se emplean. Es desde este giro, desde esta tradición social (Nabergoi et al., 2019), que se postula que es la propia Terapia Ocupacional la que debe transformarse en sus fundamentos y pensarse críticamente “desde las prácticas, la experiencia cotidiana, al lado de las comunidades concretas, situadas localmente” (Guajardo, 2016, p. 45).

Un avance posible en este camino radica en “el cambio de una “mirada” clínica a una “mirada” o lentes etnográficos” (Lawlor, 2003, p. 29). En efecto, esta posibilidad de entablar diálogos virtuosos entre la Terapia Ocupacional y la Antropología ha sido explorada y llevada adelante por una variedad de colegas alrededor del mundo. Tal es el caso de Zango Martín y Moruno Miralles (2013), para quienes el ejercicio de una etnografía doblemente reflexiva abona a la construcción de conocimiento en Terapia Ocupacional desde una perspectiva intercultural. Villamil Fonseca (2003), por su parte, afirma que integrar a la investigación en Terapia Ocupacional aspectos metodológicos desarrollados por la Antropología, como lo es la etnografía, habilita la posibilidad de “recuperar los saberes desde los protagonistas a través de la integración de acciones y producción de conocimientos colectivos de investigadores y comunidad, en una relación sujeto-sujeto y no sujeto-objeto” (p. 1). Otras experiencias destacan el valor de la autoetnografía que, como método de investigación en el que las experiencias personales del investigador o investigadora devienen material central de un estudio, puede permitirnos a las y los terapistas ocupacionales revisitar prácticas y dotarlas de nuevos y reveladores sentidos, tal como lo han demostrado Denshire y Lee (2013) y Grandón Valenzuela (2020).

En línea con estos desarrollos disciplinares, este artículo pretende reflexionar y analizar críticamente las potencialidades de lo que aquí se denomina una Terapia Ocupacional híbrida (Gil y Bassi Bengochea, 2021), como síntesis productiva entre su especificidad disciplinar y profesional y los aportes teóricos y metodológicos de la Antropología Social. Tomando como inspiración una investigación etnográfica realizada en la ciudad de Mar del Plata (Argentina), este texto se dirige a ofrecer lineamientos de inspiración, como un modo posible de construcción de conocimiento.

Para ello, las categorías centrales que condensa la propuesta de Wilcock (1999), hacer, ser y llegar a ser, son puestas en diálogo con una perspectiva etnográfica que posibilita una reflexión y descripción profundas acerca de las condiciones que se entraman, en este caso, en una ocupación infantil en particular. Como se verá, tal entramado de conceptos nos ofrece un modo de mirar la ocupación que, lejos de agotarse en un hacer, disputa en el cotidiano proyectos colectivos de salud.

Etnografía: conceptos, campo y emergentes

Presentar los lineamientos generales del trabajo de campo etnográfico requiere, en primer término, situarlo como un método para el conocimiento de lo social. Un tipo de trabajo intelectual que hace de la experiencia compartida el centro de las inquietudes y reflexiones científicas.

El ejercicio etnográfico, que aquí se entiende en su triple acepción: como enfoque, como método y como texto (Guber, 2016), habilita una aproximación al mundo social que hace hincapié en la diversidad de la experiencia humana y en el reconocimiento del punto de vista del otro (sea este paciente, cliente, grupo, institución, comunidad, etc.). Se entiende que, lejos de ser una empresa sencilla, “las tareas descriptivas de “simplemente” dar cuenta del punto de vista del nativo, constituyen metas complejas que consisten en poder encontrar coherencia y racionalidad en los sistemas simbólicos cercanos y lejanos” (Gil, 2018, p. 124). Son estas tareas descriptivas las que constituyen, a decir de Runciman (1983), el elemento distintivo de las ciencias sociales.

Esto no debe llevarnos a pensar que el quehacer antropológico se limita a una mera exposición descriptiva sobre el modo de representarse el mundo de nuestros sujetos de estudio. Lo que encara el investigador o investigadora, desde esta perspectiva, es una articulación entre su armadura teórica y un trabajo de campo prolongado que permita una comprensión, en y por la práctica, de esquemas cognitivos, éticos, estéticos y conativos de sus sujetos de estudio (Wacquant, 2006).

Las reflexiones que aquí se presentan toman como inspiración algunas escenas emergentes de una investigación que se propuso estudiar los procesos de inclusión-exclusión que acontecían en la práctica de fútbol infantil institucionalizado2. Dicha investigación tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata, Argentina, entre los años 2019 y 2022, y se llevó adelante desde una perspectiva etnográfica, con un trabajo de campo que incluyó mi acompañamiento y presencia sistemática en los entrenamientos y partidos oficiales de categorías entre 6 y 12 años de cuatro clubes de la ciudad.

Lo que aquí se refiere como trabajo de campo etnográfico corresponde a un “método abierto” (Guber, 2016, p. 19) de investigación en el terreno, en el que convergen una diversidad de actividades que se emplean en pos de la tarea descriptiva (presencia sistemática, observación participante, entrevistas no dirigidas). Su cualidad de método abierto nos sitúa frente a una particularidad: los imponderables de la investigación social como contracara de cualquier idealización o planificación (Vespucci, 2015).

En efecto, el primero de los imponderables que mostró el campo fue que circunscribir la categoría infancia a una lógica cronológica, limitaba el entendimiento de los procesos que allí sucedían. Es así que la infancia necesitó ser comprendida, además, como territorio de discursos. En ese sentido, en el estudio desarrollado no fue posible desvincular el acontecer infantil de las narrativas que el ámbito adulto instituía, en tanto eran ellos –adultos, representados en las figuras parentales, profesores y dirigentes de los clubes– quienes formaban parte de un “conjunto de sujetos que definen categorías de niñez, que luego en uso intervienen en las perspectivas de trabajo con niños y niñas” (Enriz, 2010, pp. 76-77). En segundo lugar, las imprevisibilidades del campo fueron orientando el trabajo a indagar sobre un anhelo que se expresaba de manera diversa pero recurrente, tanto en las narrativas infantiles como adultas: el anhelo o el sueño de llegar a ser futbolista profesional. Fue este aspecto el que inspiró un análisis de los aconteceres del campo desde la perspectiva teórica de Ann Wilcock (1999).

Una lectura desde Terapia Ocupacional, encaminada a comprender el complejo entramado de condiciones de posibilidad que se articulan en torno a la práctica de fútbol infantil, permite entender cómo el compromiso con esa ocupación constituye una práctica de salud colectiva y, en ese sentido, su análisis conforma una genuina arena social (Archetti, 2003), lugar privilegiado para dar cuenta de buena parte de las principales problemáticas de nuestros mundos contemporáneos.

El sueño de “llegar a ser”

Con paciencia y humildad uno siempre logra sus sueños. (Bárbara3, futbolista, nota de campo, noviembre de 2019).

Nosotros pensamos que el deporte es una forma de vida, porque te enseña a ser mejor persona, a encontrar amigos, ¡y a soñar! (Pablo, entrenador, nota de campo, octubre de 2020)

Tan chiquitos pero tan grandes a la vez. Unos guerreros que luchan por sus sueños y que defienden su equipo y camiseta como nadie en este mundo… orgullo me dan. (Cintia, madre de un jugador, nota de campo, diciembre de 2020)

No corro atrás de la pelota, corro atrás de un sueño. (Marcos, futbolista, nota de campo, septiembre de 2021)

Los sueños se cumplen con la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día. (Alejandro, entrenador, nota de campo, noviembre de 2021)

A través de estas expresiones y otras similares, el campo dejaba entrever sentidos que vinculaban a la práctica de fútbol con un sueño. El esfuerzo por vislumbrar una arquitectura del sueño y del proyecto reafirmó una posición metodológica respecto a que:

Los pasos de la observación participante, como aquellos de la vida en sí, son contingentes a las circunstancias (…) marcan modelos de seguir adelante y de dejarse llevar, de vivir con otros humanos y no humanos una vida que es consciente del pasado, afinada a las condiciones del presente y abierta especulativamente a las posibilidades del futuro. (Ingold, 2017, p. 154)

Dar lugar a la inquietud respecto de la gesta de ese sueño, me llevó a recordar una escena personal. Recuperarla aquí no tiene una intención autorreferencial, sino que se utiliza como elemento autoetnográfico (Gil, 2010) que pretende abonar a una comprensión más acabada de este aspecto. En una charla con un familiar que esperaba el nacimiento de su hijo, al preguntarle si ya había elegido un nombre, respondió: “se va a llamar Diego, como Maradona. Este va a jugar al fútbol y nos va a salvar”. La punta analítica que se nos ofrece aquí se vincula con el lugar del adulto y su incidencia en la conformación del sueño infantil. Benítez y Commisso (2000) afirman que, en reiteradas ocasiones, aparece “la idea del hijo como “salvador” de la familia. Si el chico patea bien la pelota puede ser la solución para todos” (p. 18). Por supuesto, aclarando que ese pensamiento no se da en todas las personas adultas por igual, “algunos lo admiten directamente, otros, solo se animan a insinuarlo y algunos ni siquiera se dan cuenta de que les sobrevuela” (p. 18). Las y los adultos, en efecto, ocupan un rol importante, siendo quienes presentan el fútbol a las niñas y los niños. Según Murzi y Czelsi (2019):

El fútbol se incorpora a la vida de los chicos como juego o práctica entre los 3 y los 6 años. Si bien en los últimos tiempos hubo un desarrollo de las “escuelitas de fútbol” (instituciones privadas en las que los niños aprenden la técnica), los dos espacios tradicionales son el juego con los padres y la escuela, donde además puede haber clases de fútbol. (p. 167)

El juego entre padres e hijos e hijas es central para la introducción del fútbol en la vida de las infancias. Observaron, además, que “en ocasiones ese momento no era estrictamente lúdico, sino que los padres ya hacían una práctica medianamente sistematizada y ensayaban movimientos como pases cortos, largos, con elevación o remates” (Murzi y Czelsi, 2019, p. 167)4. Por supuesto que no se está afirmando que esto ocurra en todos los casos. Lo que nos indica, acaso, es que no podremos lograr una comprensión de ese fenómeno dejando de lado las acciones y narrativas adultas respecto de las infancias y sus futuros ocupacionales viables.

Para Murzi y Czelsi (2019), el deseo de chicos y chicas por devenir jugadores, y que lo consideren factible, es efecto de una estructura social cargada de representaciones y no únicamente de procesos individuales o de puro talento deportivo. Lo que pudo advertirse en el campo es que ese deseo es sostenido por la omnipresencia de jugadores consagrados. En Argentina, es una postal común ver en los entrenamientos y partidos de las ligas a niños y niñas vistiendo camisetas, por ejemplo, de Messi (en mayor medida) y de otros jugadores de clubes argentinos de primera división. Respecto de esta omnipresencia, hubo una escena que me llamó particularmente la atención:

Al terminar el partido, los jugadores, de 8 años de edad, se encuentran con sus familias y entrenadores en las afueras de la cancha. Un entrenador se ubica de espaldas al alambrado y las familias forman un semicírculo alrededor de él. Tiene en sus manos los DNI [Documento Nacional de Identidad] de los niños y comienza a devolvérselos a las madres nombrando a jugadores famosos. La secuencia es la siguiente: mira un DNI, levanta la vista, ubica a la madre del niño con la mirada y le devuelve el documento en mano diciendo en voz alta el nombre de un jugador consagrado: Ronaldo, Messi, Neymar, Di María. Uno a uno va devolviendo los DNI, “rebautizando” a los niños. (Nota de campo, 2021)

Analizar críticamente ese sueño, diríamos en términos de Wilcock (1999), esa ocupación como “síntesis del hacer, ser y llegar a ser” (p. 3), nos deja a las puertas mismas de una ponderación del concepto de salud o, si se prefiere, en términos más abarcativos, de bienestar (Mathews e Izquierdo, 2009). En ese sentido, la Carta de Ottawa ofrece un importante aporte para el entendimiento de la salud, en el reconocimiento del poder de los individuos expresado en su capacidad para identificar y lograr sus aspiraciones individuales y colectivas (Chapela, 2007). Por su parte, Filho y Paim (1999) desde la corriente de salud colectiva, llaman a reconocer la existencia de “un conjunto de necesidades sociales en salud, entendiéndolas no solo como carencias, sino como “ideas de salud” o, alternativamente, como proyectos de “llegar a ser”” (p. 27).

Es aquí que arribamos a un nucleo de articulación posible para una Terapia Ocupacional híbrida. Si partimos de comprender al conjunto de necesidades en salud como proyectos de llegar a ser, la pregunta que deberíamos formularnos es: ¿de qué manera podemos dar cuenta de esos proyectos individuales y colectivos? ¿Cómo aproximarnos a ellos desde una postura que, lejos de conjeturar respuestas (o intervenciones) a priori, pueda honrar las tramas vitales de los sujetos implicados?

La Antropología (Social, en este caso), se torna una aliada fundamental como disciplina de las ciencias sociales que busca comprender al otro cultural a partir de las concepciones que los propios actores estudiados tienen de sí mismos, sea en términos de identidad, salud, bienestar, entre muchos otros. Metodológicamente, esa búsqueda de comprensión puede concretarse cuando se comparte la vida cotidiana con los sujetos de estudio, del modo más intensivo y prolongado posible. De lo que se trata es de acceder a los “imponderables de la vida real” (Malinowski, 2000, p. 36), a través de la recolección de los ínfimos detalles de la vida cotidiana (Gil y Valverde, 2022).

Sin duda, una comprensión profunda de las lógicas que se instauran en la gesta y el respaldo del proyecto de llegar a ser futbolista, requiere de una serie de estudios intensivos y sistemáticos respecto de las realidades heterogéneas que viven las niñas y los niños de nuestros países. Lo que ha mostrado el campo es que ese anhelo comienza a construirse en la infancia, a edades tempranas, y se encuentra asociado a una omnipresencia de jugadores consagrados y a diversos haceres desde el lugar adulto. Pero, sobre todo, que el sueño de convertirse en futbolista profesional, en tanto entramado de un ser-hacer-llegar a ser, viene a disputar en sí mismo ideas de salud y bienestar que se entraman en –y sostiene a– dicha ocupación. El reconocimiento situado de proyectos de llegar a ser abre un campo de reflexión rico para la Terapia Ocupacional, con repercusiones potenciales, no solo en diálogos posibles y necesarios vinculados a concepciones de salud y bienestar, sino incluso en la posibilidad de desarrollo de proyectos que busquen dar respuestas a demandas ocupacionales concretas.

Hacer-ser-llegar a ser, devienen “aspectos integrales a la salud y el bienestar y de la filosofía, proceso y resultados de la Terapia Ocupacional, porque juntos personifican la ocupación” (Wilcock, 1999, p. 10). Ahora bien, ateniéndonos a los imponderables de la vida real (Malinowski, 2000), ¿qué sucede en mayor medida con ese proyecto de llegar a ser, en los inicios de la carrera del futbolista?

El semillero

El trabajo de campo mostró que varios clubes locales se arrogan ser “el semillero de Mar del Plata”, lugares para el cultivo de futuras promesas del fútbol. Para De Marziani (2014):

Cuando se habla de semillero en el fútbol infantil se hace referencia a los miles de niños que comienzan la práctica de fútbol para tratar de engrosar los equipos de mayores que, con el sueño de poder jugar en primera y también salir de la pobreza (ya que por lo general la mayoría de ellos proviene de las clases menos privilegiadas de la esfera social), sirven de cantera para ese fin. (pp. 64-65)

En ese sentido, la idea de semillero abona a una concepción de las divisiones menores como primer eslabón en una carrera hacia el fútbol de elite, profesional o de alto rendimiento. Sin embargo,

A una edad en que los sueños son casi lo más importante para un ser humano, muchos pre adolescentes y adolescentes se encuentran cara a cara con la posibilidad de concretarlos. Pero, a decir verdad, las estadísticas indican que esto casi nunca ocurre. (Benitez y Comisso, 2000, p. 85)

Los datos recogidos por Gil y Gil (2022) son elocuentes en este sentido. En su estudio sobre la Liga Marplatense de Fútbol (LMF), advirtieron que dicha liga involucra la participación de más de nueve mil niños, niñas y adolescentes divididos en doce categorías de acuerdo con la edad. Los resultados más llamativos se vinculan, por un lado, con una marcada desproporción de género donde la cantidad de niñas jugadoras de fútbol representan solo el 3% del total de participantes en la liga5. Un segundo elemento lo constituye el notable decrecimiento de la cantidad de jugadores y jugadoras en los grupos de mayor edad, especialmente entre los 16 y los 19 años, cuya proporción cae de un 33% a un 13%. Estos datos cuantitativos, que reflejan una merma en la posibilidad de participación ocupacional, son coincidentes con narrativas del campo que registré durante la investigación. Sebastián Arana, un reconocido periodista deportivo de la ciudad, afirmaba en una conversación que “el que no tiene un determinado nivel a los 16-17 años tiene que dejar de jugar”, refiriéndose a la realidad del fútbol en Mar del Plata. Una opinión similar era expresada por otro periodista local:

El escalón previo a la primera es la séptima y no la quinta. Porque la quinta división, ya lo he dicho, con este sistema perverso de la categoría y de la mayoría de edad… recurren muchos a la séptima división. Hoy el cuello de botella de la quinta división está expulsando, si me permiten la palabra, de la competencia, o lo dejan a la deriva al jugador para que emigre y haga otro deporte. (H. Ruíz, comunicación personal, 24 de agosto de 2021)

En el camino de llegar a ser futbolista profesional, a esos condicionantes institucionales, más temprano que tarde se les suma una barrera que se torna central en la posibilidad para comprometerse con esa ocupación: la prueba de jugadores. La prueba es una práctica histórica y tradicional que ha caracterizado el ingreso de las infancias al ámbito del fútbol federado. Como sostiene De Marziani (2014):

Se debe pensar esta práctica relacionada estrechamente con la selección de talento que, a diferencia de lo que ocurre con otros deportes en los que el ingreso de los niños es recibido con total complacencia, en el caso del fútbol, su incorporación depende, “a ojo de buen cubero” de su capacidad para su práctica, aun cuando se haga referencia en este punto a niños que se ubican en su desarrollo, antes de la pubertad. (p. 65)

Así, la prueba, como instancia fundamental en la carrera del fútbol institucionalizado, pretende determinar quién es apto o reúne las condiciones para la práctica y quién no lo es, deviniendo una cláusula expulsiva orientada al reducido acceso al deporte de élite como trasfondo político. La prueba, en estos términos, opera como un claro mecanismo institucional que demarca los límites en la posibilidad de participación ocupacional. Cabe entonces la pregunta: llegar o no llegar, ¿esa es la cuestión?

En este punto, el modo particular (híbrido) que propongo de aproximarnos a leer la complejidad de lo social lleva a postular que lo que se juega, en términos de salud, es una disputa entre proyectos heterogéneos de llegar a ser y dispositivos institucionales de carácter expulsivo. Así las cosas, la ocupación queda inserta en una lógica institucional que no asegura plazas para todos y todas, mientras los devenires de las infancias se sitúan en constelaciones de hiatos entre el presente, lo cercano y la aspiración. Las lógicas y condiciones expuestas aquí van configurando fuertes elementos que se tornan infranqueables para muchas y muchos. Con lugares que se restringen a medida que avanzan en su carrera de futbolista, resisten su permanencia en cada entrenamiento, alimentan sus sueños desde referentes y expectativas adultas y, quizá sin quererlo y sin notarlo, se convierten en la posibilidad de futuro para su familia.

Reflexiones finales

El estudio sobre los anhelos de infancias en la práctica de fútbol es solo un ejemplo posible de los desafíos de comprensión que debemos encarar respecto de los procesos sociales y las ocupaciones (en tanto síntesis del hacer-ser-llegar a ser), así como de la importancia de situar nuestros trabajos, tanto analíticos como propositivos, hacia el campo de lo social.

El ejercicio de una Terapia Ocupacional híbrida se torna un llamado a un encuentro de saberes que trascienda las fronteras académicas y disciplinares, produzca o alimente nuevos campos de actuación profesional o fortalezca los muchos existentes (Gil y Valverde, 2022). Como se dijo, una de las contribuciones sustanciales que la Antropología Social le puede aportar a la Terapia Ocupacional se relaciona con las competencias que ofrece acerca de la práctica etnográfica. Ello, en tanto, mucho más que un método o un conjunto de técnicas de recolección de datos, la etnografía está

Sostenida en densos postulados conceptuales de la Antropología Social que llevan a diseñar estrategias de investigación que apuntan a establecer un contacto estrecho y prolongado con los sujetos de estudio y, sobre todo, a dar cuenta de las perspectivas nativas. (Gil y Valverde, 2022, p. 29)

Lo que las ciencias sociales proporcionan son herramientas de comprensión imprescindibles para cualquier estrategia de intervención.

La práctica de fútbol se mostró constitutiva de proyectos de vida en tanto anhelos de llegar a ser y, en ese sentido, habilitó una lectura ocupacional en los términos planteados por Wilcock (1999). Un diálogo entre las categorías analíticas disciplinares y la cotidianidad de los sujetos implicados mostró que lo que se juega allí son disputas entre proyectos de llegar a ser y dispositivos institucionales que terminan erigiendo estructuras que se tornan expulsivas. Ello no desmerece el trabajo diario de cientos de personas vinculadas con este deporte que trabajan por hacer del fútbol una herramienta de inclusión y garantía de derechos. Están allí, en el campo, mucho antes y mucho después que este investigador y merecen, también, un trabajo analítico que recupere las potencialidades del trabajo colectivo que encaran.

Respecto de las condiciones para posibilitar la ocupación, fue el trabajo etnográfico el que permitió dar cuenta de prácticas y estructuras a través de las cuales se va limitando la participación, lo cual se refleja en un desgranamiento de jugadores y jugadoras a medida que crecen en edad. Además, el cariz agonal –competitivo– que toma esta práctica institucionaliza una barrera (la prueba) que se vuelve una cláusula decisiva para la hospitalidad o la intemperie de los anhelos de infancia. Esto requiere ser leído en su atravesamiento en términos de salud, que trasciende las perspectivas médicas e incorpora diversos proyectos de llegar a ser. Nuestra disciplina encuentra un gran potencial de desarrollo al entrar en diálogo con este posicionamiento. En ese andar, deberíamos ser capaces de captar con hondura las necesidades particulares y colectivas de salud y bienestar, nutriendo o aportando nuevas categorías analíticas, contribuyendo al conocimiento de la sociedad a partir de etnografías intensivas y trabajando colectivamente para que a ninguna persona le sean restringidas las posibilidades de participación plena en lo que considera una ocupación vital.

La hibridez Antropología-Terapia Ocupacional aparece como un espacio fértil para encarar, pensar y proponer una forma de trabajo que descansa en la propia experiencia y que carga con la potencia para motorizar desarrollos disciplinares. Recuperar, a través del ejercicio etnográfico, la perspectiva de los sujetos implicados en sus ocupaciones e interpelar a partir de ellos nuestras prácticas y conceptos que las sustentan, se enmarca en una perspectiva ética, metodológica y epistemológica que acompaña el giro gradual presente en nuestra disciplina. La posibilidad de que la Terapia Ocupacional abreve en los métodos de la Antropología Social acrecienta la medida humana de aquellos a quienes queremos conocer (Guber, 2016), al tiempo que acrecienta la medida humana del quehacer profesional.

Bassi Bengochea, A. I.

2. Para diferenciarlo de las prácticas de fútbol espontáneas que pueden darse lugar en espacios públicos de una ciudad, por “institucionalizado” se entiende aquí a aquel que se practica dentro de la órbita de algún club o asociación civil, es decir, que está inserto en un dispositivo (Agamben, 2011) que va formalizando e institucionalizando la carrera (Hijós, 2021) del futbolista.

3. Las expresiones recuperadas en este artículo surgen de entrevistas y conversaciones informales realizadas durante el trabajo de campo. Los nombres han sido modificados para preservar las identidades de las personas.

4. Como fue planteado en otro trabajo (Bassi Bengochea, 2021), en la práctica de fútbol a edades tempranas emerge de manera más marcada la tensión entre juego y deporte, es decir, entre el carácter meramente lúdico y el carácter agonal del hacer.

Bassi Bengochea, A. I.

5. Al respecto, el análisis de los atravesamientos de género como condicionantes sistemáticos que limitan a las personas el ejercicio pleno de esta ocupación será tema de tratamiento específico en otro artículo.

Bassi Bengochea, A. I.

Bassi Bengochea, A. I.

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Referencias